Sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas. Apocalipsis 1.15
El bronce significa juicio, este metal aparece junto al oro y la plata pero con significados muy diferentes entre ellos. El bronce aparece como metal central en el atrio del tabernáculo como ilustración de juicio ante el pecado(Ex 27.18, 39.39), juicio que si bien será expiado allí primero debe ser claramente definida la actitud reprobatoria de Dios ante éste.
Los pies de bronce bruñido simbolizan al que anda entre los candeleros examinando, juzgando a las iglesias. Esta ilustración nos deja ver que el Cristo glorioso no sólo intercede por nosotros, sino que también está al tanto de corregirnos y disciplinarnos. El bronce bruñido se logra luego de refinar cuidadosamente este metal, nos habla de un caminar bien probado, y que ese conducir incómoda a su paso a los que le rodean por ser ejemplar.
Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido, dice esto. Apocalipsis 2.18
Aplicación. El conducirnos según la voluntad de Dios no es de la noche a la mañana, necesitamos ejercicio, experiencia, para llegar a tener hermosos pies para Dios. El término "bruñir" significa pulir. Esto es, un trabajo de refinamiento en nuestro caminar como cristianos. Cuando nuestro testimonio es agradable a Dios también será incómodo para los hombres, nuestra conducta juzgará las conductas que nos rodean y esto se traducirá en cambios en ese ambiente. El juicio del Señor muchas veces no es agradable pero siempre es justo.
Justo eres tú, SEÑOR, y rectos tus juicios. Salmo 119.37
FIGURAS E ILUSTRACIONES BIBLICAS. Devocionales Cristianos
Herramienta de ayuda para el ministerio de la predicaciòn, del pastorado y del maestro de la Biblia.
miércoles, 3 de febrero de 2016
PIES DE BRONCE BRUÑIDO
jueves, 28 de enero de 2016
LUGARES ALTOS, significado
``¿Acaso no es el mismo Ezequías el que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: `Delante de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso'? 2 Crónicas 32.12
Los lugares altos eran sitios de adoración a Jehová o a otras deidades en contraposición al templo de Jerusalén. Regularmente se les relaciona con deidades paganas, pero en realidad hasta el culto a Jehová estaba mal visto en esos santuarios.
Salomón ofrecía a Jehová sobre uno de ellos (1 Ry 3.4), allí es donde inicia su llamado y termina siendo el edificador del templo de Jerusalén. El propósito del hijo de David no era seguir adorando en un lugar improvisado sino donde la voluntad de Dios señalará.
Hoy el significado de un lugar alto es todo sitio donde se adore estando éste en contra de la voluntad de Dios. Los judíos no tienen donde adorar, nosotros los cristianos adoramos en espíritu y en verdad. Los judíos perdieron su templo, los creyentes ganamos uno espiritual. La congregación es el templo, el lugar aprobado por Dios para realizar el culto espiritual, la congregación es el mismo cuerpo de Cristo; podríamos hablar del cuerpo físico del cristiano o de la iglesia universal e invisible como el santuario actual, pero la figura más adecuada para el tema es el de la iglesia local en contraposición a los lugares altos de hoy.
Toda la Escritura es inspirada y útil para nosotros, el antiguo testamento nos señala verdades actuales, los lugares altos son los santuarios donde Dios no nos quiere ver, a pesar que su nombre se invoque allí. Puede ser una congregación cristiana fiel y adoradora, pero no la nuestra, no a donde pertenecemos, esto ya la convierte en un lugar alto. Estos sitios tenían la ventaja de la comodidad como muchos santuarios hoy también lo tienen, preferimos lo fácil, lo más cercano, cuando el Señor quiere vernos donde él dice. La tribu de Dan debía bajar hasta Jerusalén, aunque le pareciera injusto que la tribu de Judá estuviera más cómoda en ese aspecto, debían simplemente obedecer.
sino que buscaréis al SEÑOR en el lugar en que el SEÑOR vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí vendréis. 6 Y allí traeréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, la contribución de vuestra mano, vuestras ofrendas votivas, vuestras ofrendas voluntarias, y el primogénito de vuestras vacas y de vuestras ovejas. Deuteronomio 12.5-6
Jerusalén gozaba de todo un mercado en tiempo de nuestro Señor Jesús, la economía de la ciudad era privilegiada en ese tiempo, algo de lo que no gozaban las demás ciudades. La distinción venía de parte de Dios, no del hombre. Hoy cada creyente sabe o debe saber a dónde llevar sus ofrendas de alabanza, económicas, de servicio, su culto racional, etc. Si nosotros llevamos todo esto a un lugar diferente estamos siendo infieles a la casa de Dios. La conciertos, las campañas de evangelismo y todo evento congregacional al que asistimos para llevar nuestros sacrificios no están obedeciendo a la palabra sino a la curiosidad humana, la comodidad de la carne y a la mercadotecnia que asalta las desbordantes emociones de nuestra alma. Dios no quiere que andemos de iglesia en iglesia, ni de evento en evento, sino en una unidad espiritual y verdadera, alejada de la insujeción y el emocionalismo.
Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas. Deuteronomio 12.13
miércoles, 20 de enero de 2016
CÓMO AYUDAR A LOS HIJOS A SER SEGUROS
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Juan 8.14
El mejor testimonio que podemos tener es la bendición de nuestro Padre Dios. Sin embargo, te has preguntado cuándo fue la primera vez que Jesucristo escuchó la voz de Dios. De dónde tenía él esa seguridad, cómo era que aún de doce años ya enfilaba con un propósito firme? Entrar en el templo le inició como adulto, llevarlo a la presencia de Dios le dio la seguridad que muchos adultos a los cincuenta años no tienen.
La adolescencia no existe como tal, es una convención social moderna originada por la revolución industrial a partir de la cual, padres y madres dejaron a sus hijos, restándoles importancia a cambio de otras gratificaciones. El costo ha sido alto, linajes estériles y sin fruto, hijos inseguros, rebeldía, violencia, amargura, delincuencia. Este tema es para aquellos que no quieren que su descendencia sufra lo mismo, aquellos que están determinados a ayudar a sus hijos y a los hijos de sus hijos.
El éxito de nuestro señor Jesús radica en la obediencia de sus padres a la palabra de Dios. No eran muy doctos, pero eran obedientes, no eran muy entendidos pero se sometían a la instrucción, Dios no era tanto su maestro como su Señor. No eran fariseos ni saduceos, eran gente humilde y trabajadora como la más común y sin embargo tuvieron tal privilegio y logro.
El niño Jesús no hizo ningún milagro, eso es un engaño. Nunca hizo un pájaro con barro, ni resucitó algún niño como asegura algún evangelio apócrifo. Aun más, nunca oyó la voz de Dios antes de los treinta años. Esto es el verdadero milagro, que el niño Jesús creyó a la enseñanza de unos padres sencillos y humildes, y que su seguridad provenía de la palabra de Dios que le enseñaban José y María. Ellos repetían incansablemente que él, el hijo del carpintero era muy especial, con un origen y un destino muy grande.
La Biblia afirma que la primera señal que Jesús hizo fue en la boda de Canaa (Jn 2.2), su primer milagro fue convertir el agua en vino. Nunca antes había hecho algún milagro, esto es aún más maravilloso, que su seguridad se basara no en lo que él hubiera visto que fuera capaz sino en lo que le decían sus padres que él era. Pues nunca antes de su bautismo escuchó la voz de Dios, sino que fue la bendición de sus padres la palabra que creyó. La fe de este niño no crecía por vista sino por lo que escuchaba de sus propios padres.
La bendición se basa en dos puntos, hablar bien de la identidad de los hijos y, hablar bien de su propósito en sus vidas. Su papá y mamá diariamente recordaban a Jesús que él era especial, que no era de este mundo y que su destino era para el bien de muchos. Estas palabras eran un poderoso combustible para la fe de un niño. Antes de realizar un pródigo, él tenía la seguridad de poder hacerlo, tenía la convicción de mover montañas. Antes de escuchar la voz de su Padre Dios, sabía con toda certeza que Jehová le amaba y que le respaldaría en todo. Esto venía del cuidado que con toda diligencia habían puesto sus padres, quienes fueron los primeros en creer que su hijo lograría cosas grandes. Las palabras que salen de nuestra boca son importantes para ayudar a nuestros hijos.
María la esposa de José, sufrió calumnias, lo mismo que Jesús (Jn 8.41). José no tenía a Jesús en sus planes, tampoco María, fue Dios quien metió en su plan a esta pareja, por eso no es necesario culparnos tanto por causa de nuestra falta de planificación o la abundancia de errores. Dios está invitando a todas las familias a integrarse a sus propósitos para darles por la fe el mismo amor que con poder levantó al niño más especial que haya visto alguna familia en la tierra. Deja el maltrato, renuncia maldecir, humillar y culpar a tus hijos, en oración pide perdón a Dios (su sacrificio en la cruz fue para perdonarnos) y busca la instrucción de su palabra, la Biblia, congrégate y llénate del amor del Señor (pues nadie puede dar lo que no tiene) y entonces podrás derramar bendiciones hasta sobreabundar en tus hijos, oramos por ti que así sea.
lunes, 11 de enero de 2016
EL PROPÓSITO DE LA PROSPERIDAD CRISTIANA
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. 3 Juan 1.2
En efecto, Dios quiere que seamos prosperados en todo. En lo familiar, en lo físico y en lo financiero, pero sobre todo en lo espiritual. Cuando miramos este versículo con ojos modernos y occidentales es fácil fallar en la interpretación. La prosperidad económica cristiana tiene una finalidad específica bien definida.
El orden
Dios es un Dios de orden, salva al necesitado, le hace ver que este mundo es un desierto y no un paraíso terrenal como el mundo se hace llamar a sí mismo. El Señor trata de desilusionar a su pueblo mostrándole que en el mundo habrá aflicción. Este abrir los ojos es una aflicción también, a la que muchas veces los creyentes se niegan a experimentar pues significa purificar el corazón de la escoria que el mundo ha depositado en nosotros, la cual solo el fuego de la prueba puede limpiar.
Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles. 1 Corintios 1.23
El Cristo crucificado y el glorioso
Muchos predican al Cristo glorioso, pero ignorando al crucificado, el mensaje luce atractivo, y así es sólo una verdad a medias. Todos quieren seguir al Jesús de los milagros, en el mejor de los casos al Jesús maestro, y se esconde el mensaje del crucificado por ser demasiado franco, sincero. El resultado es que muchos se confunden cuando el Señor los somete al orden preestablecido, los sana, les enseña y antes de llevarles a la gloria del éxito topan con la cruz, donde miran a un Cristo debilitado, silencioso, que ya no sana ni enseña, mientras ellos se preguntan que han hecho mal si aun se congregan, diezman y sirven, por tanto les cuesta adorar ante tal situación .
¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Romanos 8.34
La diestra del Padre
Al resucitar Jesús, luego de cuarenta días llegó a la gloria, se sentó a la diestra del Padre y no hizo nada que el hombre corriente haría luego de tener éxito. El Señor Jesucristo sigue sirviendo, persiste en el ministerio, es increíble su insistencia en interceder por su iglesia. No resucitó con el deseo de descansar y olvidarse de nosotros delegándonos su responsabilidad para irse de retiro vacacional al paraíso. No. No es ese el ejemplo que nos quiso dejar sino el que dice la palabra. Que resucitó con urgencia para interceder por todos nosotros. Para eso ha usado él su éxito, para servirnos, pues sabe que somos débiles. Su muerte nos salvó, pero su resurrección nos ha otorgado la continuidad de su ministerio, ahora invisible, pero real, manifestando su amor y cuidado, protegiéndonos del pecado y auxiliándonos en las pruebas. Dios ha prosperado a muchos que han sido preparados en la cruz para poder recibir su confianza, es posible recibir la experiencia del Cristo glorioso si es en el orden de Dios y con el propósito de seguir sirviendo incansablemente a los más débiles, según el propósito que aquí nos señala la Biblia.
Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos. Hebreos 7.25
sábado, 9 de enero de 2016
EL ESPÍRITU DE JEZABEL
Su mujer Jezabel le dijo: ¿No reinas ahora sobre Israel? Levántate, come, y alégrese tu corazón. Yo te daré la viña de Nabot de Jezreel. 1 Reyes 21,7
El espíritu de Jezabel, del cual profetiza la carta a Tiatira en el libro de Apocalipsis, se le ha confundido con la supuesta amenaza del feminismo en la iglesia actual, la intervención del carácter femenino en las decisiones de una congregación local, como si esto fuera pernicioso. Si no es así ¿qué es lo que realmente significa esta ilustración bíblica para nosotros?
La intervención que marcó el fin de esta mujer en el libro de primero de Reyes, luego de introducir el culto a Baal y perseguir profetas del Señor, fue una injusticia, una iniquidad. Regularmente se le relaciona con la rebeldía de las mujeres, pero esto no es exacto, más bien extrañamente contrario. No opuesto a la autoridad sino a favor.
El malestar de Jezabel fue originado por un celo desmedido por la autoridad. Sí, así es. Jezabel no entendía porqué Nabot no había obedecido al deseo del rey Acab, cómo no había accedido a vender ¡no regalar! vender la viña que se le pedía. La falta de Jezabel no fue otra cosa que abuso de poder.
Esta fue la gota que derramó el vaso. Parecía que la reina defendía el capricho de su rey como algo justo. Para ella era inaceptable decirle que no al jerarca de Israel. Era una osadía, una afrenta contradecir el deseo de Acab, su esposo. Un súbdito no debía hacer esto a su autoridad, el error era de Nabot. Y ella se haría cargo de traer justicia a esta nación, les enseñaría como se resuelven este tipo de dilemas en su tierra. Esto fue lo último que Dios les permitió a estos reyes.
Dios es el mismo hoy, ayer y por los siglos. En la dispensación presente nuestro Señor Jesucristo dijo acerca de la aplicación de la autoridad que no debía hacerse como en el mundo, donde se enseñorean de sus súbditos con poder, es decir, con violencia. Sino que sencillamente el mayor serviría al menor, como él mismo nos dejó ejemplo. El modelo del Cordero y no el del León.
Mentir o calumniar, apedrear o asesinar, era cosa menor que la supuesta rebeldía de Nabot. Si la autoridad infringía la ley esto no era pecado cuando se trataba de juzgar la afrenta contra la autoridad, esta era la filosofía de la reina. Para Jezabel cometer iniquidad era necesario, una forma más de añadir dolor al castigo, que entre más injusto, más sufrimiento provocaría.
Las verdaderas autoridades delegadas por Dios nunca están sobre la justicia ni sobre la palabra. Su celo estará dominado por el conocimiento de la gracia y la verdad. No harán juicios que favorezcan a los poderosos, sino que imparcialmente cubrirán a los más débiles. No dejarán que su corazón sea corrompido por el espíritu de Jezabel, el espíritu de iniquidad.
La justicia, y sólo la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Deuteronomio 16.20
lunes, 4 de enero de 2016
Bienvenida
Saludos a todos los que buscan de Dios. Este es un buen lugar para conocer más del Señor en comunidad. Bendiciones y saludos
IGLESIA GUERRERA
Es un engaño pensar que el cristiano ya no peca. Expresiones como "llevó medio año sin pecar", dejan ver el impacto sublimado de pensamientos o doctrinas legalistas y religiosas que no llevan exactamente a la santidad de Dios.
Los capítulos dos y tres de Apocalipsis dan muestra como la iglesia del principio requería de un arrepentimiento continuo. "Por tanto arrepiéntete" es una frase que muestra como los creyentes requerían de la palabra de exhortación tanto o más que los incrédulos. "Y conocerás la verdad, y la verdad los hará libres" está en futuro, como una promesa para el que ame esa verdad y la comprenda. El que dice que no tiene pecado es mentiroso y hace mentiroso a Dios (1 Jn 1.10), está en una carta escrita a creyentes como una exhortación a la franqueza.
El versículo que leímos es un tanto desconcertante, por no decir misterioso. Pues qué padre o qué dios no querría librar a sus seguidores de todos sus enemigos y sus pruebas. Por supuesto que nuestro Dios nos quiere librar de este mundo, pero este versículo muestra que no aún. La doctrina de la tierra prometida como figura de una vida de éxito a nivel terrenal viene a pique con este texto y su correcta interpretación. La generación salida de Egipto no peleó en Egipto, pero conoció la guerra en el desierto, así también sucedió con los que salieron del desierto, quienes también volvieron a guerrear al entrar en Canaán. Hasta entonces todos habían experimentado el manejo de las armas, la defensa personal, el ataque y la estrategia, el arte de la guerra, y según el texto que leemos Dios quería que esto siguiera así con las nueva generaciones que vendrían. Pero cómo se aplica esto a nosotros?
Podríamos gozar de la supuesta victoria terrenal y decir que Dios nos ha provisto ya de salud, familia y dinero, que somos unos verdaderos cristianos por eso, es más, incluso la fama nos sigue. Pero de pronto llega el adulterio y la división familiar, o un sobre endeudamiento que nos arrastra a la pobreza, o la enfermedad, con todo y que seguimos gozando de lo demás, aparece en nuestro cuerpo algo cuyo segundo nombre es "crónico" y su apodo "incurable". Lo que nos hace considerar nuestra otrora bandera doctrinal. La pregunta llega como visitante inesperado, incómodo, estoy o no en la tierra prometida?
Nuestra victoria sobre el mundo es la fe, y la fe para manifestarse como tal, necesita de estimulación. La decisión de Dios de no quitar a todos los habitantes de Canaán, es una ilustración de lo que sería la vida cristiana, una vida de perseverancia, de insistencia, de constancia, de intensidad. Y son las tentaciones, las intimidaciones, y las humillaciones, los enemigos que nunca se irán y los que ponen en efervescencia a la fe. La fe de un anciano estéril, la fe de un ciego que quiere ver, la fe de un recaudador de impuestos que quiere ser perdonado, la fe de un leproso que quiere ser limpio, la fe de un limosnero que está harto de una cojera de nacimiento. El uso de la fe y de la palabra como escudo y espada es lo que nos convierte en verdaderos creyentes. Dios no quiere que su pueblo se quede en casa en tiempos en que los reyes van a la batalla, nuestro Dios desea una iglesia guerrera. Que sepa, con franqueza y sin hipocresía que aún hay mucha tierra que conquistar, que el arca de Jehová y su pueblo están bajo tiendas y que aún no es tiempo de descansar.